23/09/2018
Si no fuera por los pequeños espacios, la vida cultural de Ourense tendría muy pocas alternativas», cuenta Raquel Guerra (Ourense, 1983), dueña del espacio Enou (plaza Mayor, 10). Ella comenzó esta aventura hace dos años y medio, cuando volvió a la ciudad después de vivir fuera varios años. Su objetivo era crear un lugar dedicado al arte, una necesidad propia que Ourense «no cubría», tal y como explica. Algo así le pasó a Abraham Caride (Ourense, 1985), que después de formarse como ilustrador y muralista, no encontraba una galería que quisiese exponer sus obras. Decidió entonces abrir su propio espacio expositivo y nació Basquiart (Colón, 30). «La gente joven artista de aquí no tiene muchas oportunidades de enseñar lo que hace, por eso abro mi local para todos», apunta Caride. En el caso de Lucía Blanco (Ourense, 1986), Lever du Soleil (Ensino 4, local 25) fue una forma de volver al mundo del arte como pintora, y al mismo tiempo dar cabida a gente con intereses creativos. «Es mi taller y al mismo tiempo un lugar para mostrar obras de los demás», comparte. Marta Dorribo (Ourense, 1987) también quiso aunar en O cabalo fosforito (avenida de Marín, 37) su espacio de trabajo y una ventana abierta al resto. «Viví en Berlín una temporada y venía con muchas ideas de lo que ví allí», dice.
«Tienes que tener tesón»
Abrir un local dedicado al arte no es fácil, según lo que explican estos cuatro emprendedores. «No nos sentimos apoyados por las instituciones locales, a pesar de trabajar como dinamizadores culturales de lo local. Tienes que tener tesón», dice Raquel Guerra. Caride tiene claro que «funciona poco a poco», algo que comparten Marta Dorribo y Lucía Blanco. «En el verano son los peores meses, pero ahora, con el inicio de septiembre, parece que la cosa ya vuelve a despertar», dice Blanco.
Abraham Caride (Basquiart): «Un sitio para dar cabida a todos los tipos de arte»
Abraham Caride, de Basquiart, cede su espacio para exposiciones de artistas, pero también para conciertos, conferencias o presentaciones de libros. «Aquí hemos tenido un poco de todo, desde una charla de nutrición hasta un curso de tatuaje, cómo producir música en tu propio ordenador o de diseño de moda», comenta Caride. «Todos los tipos de arte tienen cabida en Basquiart, porque también yo sé lo complicado que es encontrar sitios para enseñar las cosas que haces», razona el dueño del local.