Cándida Andaluz / La Voz de Galicia /

Dos grafiteros decoran garajes de As Camelias para dar vida a La Molinera

 

 

Celso Emilio Ferreiro, Xocas, Pura y Dora Vázquez, Blanco Amor, Cristina Pato, Otero Pedrayo, Los Suaves, David Rubín, Vicente Risco, racimos de uvas, el agua termal, los felos de Maceda, el pulpo, un afilador o las castañas. La calle Pozo do Inferno, en el barrio de As Camelias, resume en cerca de una treintena de garajes parte de la cultura ourensana. Anacos da Cidade está detrás de esta iniciativa que hacen realidad dos grafiteros, Abraham Caride y Camilo González, y que cuenta con la colaboración de la Concejalía de Xuventude de Ourense. Comenzaron el pasado mes de abril. Poco a poco. Los propietarios de los garajes primero fueron reticentes pero ya se han apuntado todos. Según fueron viendo lo resultados de sus vecinos. Ahora la calle está cubierta con sus grafitis. «Cada puerta de garaje nos lleva un día. La mayor parte de los diseños están intercalados, entre retratos, paisajes, gastronomía o realismo», explica Camilo. El trabajo que realizan en Pozo do Inferno no es el que hacen de forma habitual pero, aseguran, les da la oportunidad de mostrar lo que son capaces de hacer con varios botes de espray.

La calle Pozo do Inferno está enfrente de La Molinera. Cruzando el Barbaña. La apertura de este espacio tiene como principal objetivo el de cambiar el aspecto de esta zona -con traseras de varios edificios- y convertirla en un lugar de paseo para los ourensanos, ya que un plan de rehabilitación de fachadas permitirá dar por concluido todo el conjunto. De esta manera, una vez que La Molinera abra sus puertas y se convierta en centro de conocimiento, destinado a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, este espacio tendrá una carácter único.

Al margen del cambio de imagen de la calle, la iniciativa ha conseguido otro objetivo, según apuntan los grafiteros: explicar a los vecinos de esta zona y a las personas que recorren el paseo del Barbaña que el arte urbano puede convivir perfectamente con la ciudad y que existen espacios en donde pueden dar rienda suelta a su imaginación. En este caso, además, con remuneración y con el visto bueno de la administración y de los vecinos.

El trabajo está casi terminado y cada vez son más las personas que se acercan a esta zona para verlo de cerca. La misma Cristina Pato se hizo un selfie con su imagen, que ya ha recorrido medio mundo.